Viernes, 19 de Abril de 2024
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Tipos de clientes que os encontraréis

Tipos de clientes que os encontraréis

Ahí va una guía para que os podáis mover con estilo por las turbias aguas del emprendimiento en Internet.

Tipos de clientes en Internet

  • El profesional

    Lo pongo en primera posición por ser la mejor de las posibilidades. Se trata de una persona que conoce el sector en el que os movéis, que sabe a ciencia cierta qué puede pedir y qué no, que comprende que vuestro trabajo y dedicación tienen un precio, y que es consciente de que las cosas no se hacen de un día para otro. Este tipo de clientes lo encontraréis en empresas relacionadas de una u otra manera con Internet: agencias de publicidad, empresas de hosting, traductores, etc.

    ¡No lo dejéis escapar!

  • El novato

    Éste tipo de cliente sabe que necesita hacer una cosa, pero no sabe cómo va el asunto, así que tendréis que explicarle todo al detalle. Para que os podáis hacer una idea más certera imaginad que sois programadores de Android y que os viene el cliente queriendo hacer una app para potenciar las ventas de su empresa de productos gourmet (“que le hagáis un programilla de esos para el móvil”). Tendréis que explicarle qué es Android, qué es un sistema operativo, qué ventajas hay realmente aplicando a su caso, etc.

    Debéis tener paciencia y morderos la lengua, pues los comentarios no los harán de mala fe; hay que educar a muchos empresarios en las nuevas tecnologías.

  • El perdido

    Este cliente puede ser gracioso, pues está más perdido que Chimo Bayo en la Opera; tiene unas expectativas que no son realistas. Por ejemplo, si os dedicáis al posicionamiento de páginas web en Google, y él tiene una tienda de informática de barrio, podría pediros aparecer en los resultados de búsqueda por encima de Microsoft para cuando alguien busque “Office”. Es muy importante explicarle qué se puede hacer y qué no para que después no se lleven chascos y os pueda estropear la reputación o incluso dejar de pagar.

  • El listillo

    Se trata de un tipo de cliente peligroso, pues tratará de explotaros hasta sacar la última gota de sangre de vuestro cuello. Es el típico cliente que tratará de regatear lo más que se pueda y de endosaros trabajos no planificados pretendiendo que lo incluyáis en la tarifa. Si os lo podéis permitir no aceptéis sus pedidos, os evitaréis problemas.

  • El desastre

    Se trata de un tipo de cliente que he tenido la ocasión de encontrarme en diversas ocasiones a lo largo de mi trayectoria profesional. Tiene la peculiaridad de que no sabe donde tiene la cabeza. El cliente desastre tiende a perder las facturas y atrasar los pagos, en otras ocasiones os pedirá que les digáis qué es lo que en su momento os encargó, etc. No lo hace con mala intención, pues al final siempre paga y cumple, pero hay que tenerle paciencia.

  • El escéptico

    Puede ser un cliente muy desagradable, pues os contactará dudando de vuestras capacidades. Habrá llegado a vosotros sin tener la certeza de que seáis las personas indicadas, o incluso dudando de vuestras capacidades. Aquí tenéis varias maneras de responder, pero quizá la mejor sería haciéndole ver que estáis preparados para todo (todo lo que esté en vuestras manos, claro).

  • El “Usain Bolt”

    Os podréis imaginar cuál es el “superpoder” de este cliente, ¿verdad? Os lo describiré con una frase: “Lo quiero para ayer”. Sí, el típico cagaprisas que no comprende que podáis estar en esos momentos con otro proyecto entre manos y que requiráis de unas horas o días para comenzar con su trabajo. Como siempre tendréis que tener paciencia.

  • El que pasaba por ahí…

    Se trata de un cliente que no tiene las ideas claras y que os podrá tener haciendo y rehaciendo hasta la eternidad. No os limitéis a preguntarle qué quiere, sino que tendréis que hacerle una entrevista en profundidad para ver por donde van los tiros. Os recomendaría cobrar por adelantado y darle un número determinado de cambios posibles, así se esforzará más en tomar una decisión.

  • El explosivo

    Tenéis que tener mucho cuidado cuando os vaya un cliente lleno de ilusión y energía con un proyecto grande y poca idea de qué es realmente lo que quiere; es decir, sin una razón obvia de por qué pueda querer eso o sin una serie de conceptos bien desarrollados. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que puede que haya visto que a Pepito le ha funcionado tal cosa y al día siguiente haya acudido donde vosotros con la idea de replicar el modelo de negocio. Si os encontráis casos así puede que acaben cancelando el proyecto, o incluso que se hayan lanzado a contratar vuestros servicios sin tener siquiera el capital para cubrir la factura. En estos casos pedid el pago por adelantado o estableced un contrato comercial.

Sea como sea recordad que deberéis atenderlos siempre con educación y profesionalidad, convenciéndoles de que vosotros sois su solución, y teniendo mucha paciencia. Es posible que tras la primera entrega queden sorprendidos y se les quiten las tonterías de encima. ¡Suerte!

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