Para evitar la falta de cobro de las facturas, tenemos diversas opciones, que os detallamos a continuación:

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  Realizar un estudio previo del cliente.

A la hora de contratar a un cliente (tanto para un servicio determinado, como para un contrato de arrendamiento, por ejemplo), es muy importante conocer cuál es la situación de ese cliente, es decir, si tiene liquidez, si tiene impagos anteriores, si tiene patrimonio etc.

Una de las formas más sencillas de realizar averiguaciones sobre los clientes, es preguntar a otros proveedores, para conocer cuál es el historial de un cliente en concreto. De esa forma conoceremos de primera mano si ha existido alguna incidencia.

Otra forma que resulta efectiva, es solicitar un informe financiero a alguna de las empresas que presta este servicio (Infocif). Se trata de informes que nos presentan un estudio pormenorizado de la empresa de que se trate, con los datos esenciales para conocer a esa empresa y tener claro si puede existir un impago en el futuro.

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  Establecer una política de contratación.

Una forma de prevención de los impagos, es establecer un protocolo o política de contratación, para tener claros los pasos a realizar desde el momento en el que nos proponemos contratar a un cliente. Por ejemplo, se puede regular que lo primero que se hará es solicitar informes de solvencia del cliente, una vez que se analicen los informes se decidirá si se contrata o no, o si se contrata solicitando garantías (avales, depósitos, fianzas personales etc.) o un pago por adelantado.

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  Contactar por teléfono y enviar una carta o burofax.

Una vez que ha vendido el plazo de pago y la factura ha resultado impagada, podemos ponernos en contacto telefónico con el cliente para averiguar si existe algún problema, si ha recibido la factura y cuál es el motivo del impago. Es fundamental mantener una actitud tranquila en estos casos y ser firmes.

Si las conversaciones por teléfono son infructuosas, podemos enviar una solicitud de pago por escrito, mediante carta ordinaria o burofax. Como medio de prueba del requerimiento de pago, el burofax es más efectivo ya que se puede solicitar un certificado de contenido y un acuse de recibo.

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  Recurrir a servicios como el factoring sin recurso,

La principal característica de esta modalidad de financiación es la protección frente al riesgo de impago, ya que será la entidad financiera la que se encargue de la gestión del cobro de la factura.

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  Iniciar un procedimiento judicial.

Como último recurso y para el caso en que hayamos realizado todas las gestiones de cobro anteriormente detalladas y no hayamos logrado que se pague la factura, podremos acudir a un abogado para que nos asesore en relación a los diversos cauces judiciales para reclamar el pago de una factura.

Pero debemos valorar siempre varios factores en este caso:

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  La liquidez del cliente: puesto que si iniciamos un juicio contra un cliente que no puede pagar, gastaremos dinero para no lograr cobrar. Para este supuesto también se pueden utilizar los Informes de Riesgo.

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  El coste de la reclamación judicial. En este sentido es fundamental saber cuánto nos va a costar reclamar, es decir, cuánto nos va a cobrar el abogado, el procurador, y si existen tasas judiciales que haya que abonar.

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  El tiempo que se tarda en obtener una resolución judicial. Los tribunales son lentos para procesar la gran cantidad de asuntos que tramitan y muchas veces los plazos para obtener una resolución judicial son muy largos. Este aspecto depende mucho del lugar en el que se inicie la reclamación judicial. El abogado que nos asesore sobre la reclamación, podrá darnos una orientación sobre los plazos.