Miércoles, 01 de Mayo de 2024
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Lo primero: hacer un análisis realista del proyecto de negocio

Lo primero: hacer un análisis realista del proyecto de negocio

Preguntas cómo ¿sería mi proyecto viable de forma global? o ¿qué momento es el adecuado para saltar a otros mercados con mi negocio?, son solo algunas de las que una startup, con planes de internacionalización, debería formularse.

Conocer bien el propio negocio y sus perspectivas de futuro

En primer lugar, lo que deben plantearse los emprendedores es la realización de un análisis realista del propio proyecto de negocio; conocer qué tenemos entre manos y hacia qué futuro camina, cómo se encuentra la empresa respecto a la situación del mercado, de la competencia, etc. son puntos básicos.

La idea es acabar teniendo muy claro cuáles son nuestras perspectivas de crecimiento, qué puntos flacos deberíamos trabajar para mejorar y qué puntos fuertes podríamos explotar aún más y mejor.

Tener en cuenta las experiencias de otros

Lo que tampoco viene nada mal es fijarse en la experiencia de otras startups que ya han recorrido este camino en el mercado al que nosotros aspiramos a entrar; cuál ha sido su recorrido, cómo ha ido su experiencia y en qué situación se encuentran tras saltar las fronteras. Los errores y aciertos de otros empresarios, que van un paso por delante, nos pueden servir de mucha ayuda, siempre que nos paremos a analizarlos y tenerlos en cuenta.

Los planes internacionales nacen con la startup

A la hora de tener éxito, es cierto que entran en juego multitud de factores, por tanto, no podemos dar con una fórmula correcta o mágica que nos lleve directos al éxito. Pero si nuestro deseo es llegar lejos con nuestra startup, la idea de la internacionalización debe estar presente en el proyecto desde un primer momento. De este modo, se pueden fijar objetivos y metas encaminadas a llegar a este proceso, y que marquen el camino para que el salto a otros mercados se pueda afrontar en el momento oportuno.

Lo que puede suceder también es que nuestra idea de negocio no tenga cabida en el propio país, y en cambio sí tenga el triunfo asegurado en otros mercados, en este caso, lo natural sería lanzarse con la startup directamente en el mercado en el que existe demanda. Sea como sea, triunfar a nivel internacional dependerá mucho del producto o servicio que manejemos y del público al que va dirigido, pero como primer paso para ir pisando fuerte, lo primordial es que el negocio esté bien asentado en el país de origen.

Conocer el país y su mercado

Evidentemente, cada mercado del mundo vive su propia situación, por tanto hay que conocer muy bien la del país concreto al que queremos llevar nuestra startup. Pero no solo tener en cuenta el mercado es importante. Otros factores como la cultura, costumbres e idioma del país, son fundamentales a la hora de hacer negocios, por tanto conocerlos bien, para no caer en errores y malentendidos que afecten a la empresa, es algo básico también.

El idioma es un punto fuerte a tener en cuenta, lo mejor es dominarlo. La fiscalidad, los impuestos, los aspectos legales en la contratación de personal, en la protección de datos, etc. suelen variar en los diferentes mercados del mundo, y es importante conocer bien los del país al que vamos a llegar con nuestra empresa. Además, conocerlos a fondo nos permitirá poder hacer un análisis de precios, de transparencia, y también, poder definir de la mejor manera una estrategia fiscal.

El equipo de trabajo

El equipo de trabajo también es un factor a tener en cuenta. Hoy en día, la tecnología ayuda muchísimo a que las startups tengan acceso a otros mercados, pero esto no es suficiente. El equipo humano es una parte fundamental de la empresa, sobre todo para que el proyecto de la misma salga adelante con éxito, y lo es tanto dentro como fuera de sus fronteras.

Ante esto, es importante que los empleados de la empresa también dominen el idioma del mercado al que se desea acceder, esto les ayudará a ser igual de competentes en sus funciones; pero aún es mejor si nuestro equipo de trabajo está abierto a la innovación y a pensar y actuar de forma deslocalizada.

Si es posible, contar con empleados nativos del país al que nos expandimos, mucho mejor. Desde luego, lo ideal es que todo el equipo esté implicado en el proceso de internacionalización, puesto que el equipo hace la empresa, y este paso es un proceso interno delicado que afecta a toda la compañía, y con ello a todo el equipo.

Paciencia para analizar la rentabilidad

Como en todo proceso de negocio, hay que saber ir paso a paso, superando diferentes etapas y alcanzando objetivos de forma progresiva; las prisas nunca son buenas compañeras, y en los negocios, menos. Además de afrontar la expansión internacional por etapas, también deberíamos ser pacientes para determinar si el negocio es rentable o no y cuánto; y nunca perder de vista que en función del mercado al que hayamos decidido expandirnos, las cosas pueden fluir con mayor o menor rapidez.

El producto, las estrategias comunicativas y los contactos

Por supuesto, para que nuestro proceso de expansión acabe siendo rentable y dando los frutos que perseguimos, el producto o servicio que hayamos trasladado a otros países tendrá que estar adecuadamente adaptado a ese mercado, y obviamente no hay que olvidar que tendremos que lograr visibilidad en ese nuevo mercado, sin descuidar en ningún momento la estrategia de marketing y de comunicación, ni tampoco la conveniencia de lograr socios estratégicos en el país.

Todos estos factores resultan fundamentales a la hora de afrontar con éxito la consolidación de una startup en nuevos mercados internacionales.

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