Introducción al factoring
Conseguir financiación es uno de los principales problemas que tienen las empresas. Por otro lado, la morosidad y el retraso en los pagos también son una mala costumbre del tejido empresarial español. El factoring se ha posicionado como una solución de financiación alternativa que logra dar respuesta a los dos problemas mencionados, en una única operación.
La base del factoring
Imaginemos una empresa solvente y rentable. Que tiene sus clientes, y realiza sus trabajos en tiempo y forma. Una situación casi idílica que se complica por factores ajenos a la voluntad de esa corporación. En España, la media de pago de las empresas supera con creces la fecha legal establecida: 60 días. Dicho de otro modo, las empresas no pueden pagar, según marca la Ley, en plazos que superen los dos meses. Sin embargo, el plazo medio de pago en España supera los 80 días. ¿Qué te parecería cobrar a 80 días vista tu salario? Algo inconcebible en el ámbito personal que, sin embargo, es el día a día en el campo empresarial.
Estos retrasos generan un importante problema para la empresa que, aunque funciona perfectamente y debería tener una salud financiera de hierro, se topa con que, en realidad, no tiene liquidez para hacer a frente a sus deudas, por culpa de terceros que no le pagan. La primera solución que se nos puede venir a la cabeza, cuando una empresa tiene en riesgo su solvencia, es acudir a un banco a pedir un préstamo. Sin embargo, existen cuatro cuestiones por las que esta decisión no es una buena idea:
Y nos sobran unos segundos para explicar el funcionamiento del factoring
La empresa emisora de las facturas decide cederlas a una entidad financiera. Esta adelanta el dinero de dichas facturas, a cambio de un pequeño porcentaje por dicho adelanto. Desde ese momento, pasa a ser el nuevo propietario de los derechos de cobro por la cantidad detallada en el título emitido. Ahora, el cliente, deberá abonar la cantidad adeudada a la nueva entidad financiera en su totalidad. Y tu corporación, cobrando al día, sin problemas de liquidez, sin aumentar los riesgos bancarios, y sin necesidad de añadir costes derivados de la financiación tradicional. Nos sobran hasta unos segundos para despedirnos… Hasta la próxima ;)