Sábado, 27 de Abril de 2024
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Empresas: ¿Reactivar o crear?

Empresas: ¿Reactivar o crear?


En vista de esta perspectiva, no es de extrañar que, cuando las dificultades aparecen en forma de descenso de la demanda, de tardanza en los pagos, de aumento de las deudas con proveedores, y de otros problemas, un porcentaje considerable de empresarios valoren la posibilidad de declarar la empresa inactiva hasta que la situación sea más ventajosa para esta.


El proceso de dejar una empresa inactiva es muy sencillo, para ello solo hay que comunicarlo en la Agencia Tributaria y en el Registro Mercantil, si procede.


Sin embargo, la cara oculta de la inactividad empresarial es la obligatoriedad de presentar cuentas anuales y declaración del impuesto de sociedades de forma anual. Dos deberes de las empresas inactivas cuyo incumplimiento puede derivar en sanciones. Además, para empresas inactivas y, en cualquier caso, para una empresa que se pretende reactivar con posterioridad, es obligatorio contar con un administrador que, deberá estar dado de alta en la Seguridad Social.


O dicho de una más sencilla, mantener una empresa inactiva no hace que las obligaciones de estas se congelen, sino que solo congelan su actividad como empresa, pero sí que es necesario cumplir con obligaciones fiscales y mercantiles que conllevan pagos.


Empresas: ¿Crear o reactivar?


En un momento posterior, quizás después de dos, tres o diez años, el marco en el que funcionaba la empresa, ahora inactiva, puede presentar signos de mejoría, o la situación de la empresa se prevé como más auspiciadora.


Sí, la reactivación es una posibilidad, pero también existe la alternativa de disolver esa empresa y comenzar con otra desde cero. ¿Qué opción es mejor: reactivar o crear una empresa?


¿Merece la pena reactivar una empresa inactiva?


El principio por el que se rigen las empresas en la actualidad es el de capacidad de adaptación a los cambios. La idea de reactivar la empresa pareciera interesante en su momento, pero ahora que el retorno a la actividad empresarial es una posibilidad, antes de tomar la decisión hay que tener en cuenta la situación real de la empresa, valorándola de forma objetiva.


El cumplimiento de obligaciones fiscales y mercantiles


Como ya se ha indicado, la inactividad de una empresa no exime el cumplimiento de obligaciones fiscales y mercantiles que, en demasiadas ocasiones, se olvidan durante todo el tiempo que la empresa permanece inactiva.


La recomendación general para una empresa inactiva que se reactivará más adelante es no descuidar estas obligaciones, pero si ya es demasiado tarde y se han dejado de lado… Ahora es el momento de valorar las consecuencias del incumplimiento y de ponerle remedio.


En el mejor de los casos, será necesario regularizar la situación haciendo las presentaciones antes de la reactivación, y pagando las correspondientes sanciones por presentación fuera de tiempo.


En el peor de los casos, pueden que desde las administraciones ya se haya procedido a reclamar al administrador por no presentar las declaraciones (se puede consultar en el B.O.E) en este caso, no solo es necesario regularizar la situación, sino también pagar las multas.


La modificación estatutos


Cuando la empresa se ha dejado inactiva solo durante dos o tres años, reactivarla significa darla de alta en el censo empresarial y, quizás, actualizar la situación con Hacienda y el Registro Mercantil.


Pero una empresa que lleva una o dos décadas inactivas es una empresa que necesitará una actualización en los estatutos de constitución de la misma.


¿Qué significa esto? Que, en primer lugar, habrá que consultar con un asesor sobre si es necesaria una actualización, o lo que es lo mismo, habrá que pagar los servicios de un asesor. En segundo lugar, es más que probable que haya que realizar cambios en los estatutos, o sea, pagar a un abogado y a un notario para que realicen las actualizaciones correspondientes.


Analizar los motivos por los que se procedió a dejar la empresa inactiva


En el caso de que los dos puntos anteriores no supusieran un gran problema es el momento de analizar de forma objetiva la situación de la empresa y las posibilidades que la activación ofrece.


Una empresa reactivada se enfrentará a los mismos problemas que una empresa de reciente creación: conseguir clientes, invertir en marketing y publicidad, hacer frente a los pagos…


Es decir, que reactivar no quiere implica haber dado esquinazo a los problemas empresariales de antes.


Crear una empresa, la alternativa a la reactivación


Es cierto que crear una empresa desde cero es un proceso costoso, desde el punto de vista económico, pero también de esfuerzo y de recursos para iniciar.


Pero una empresa inactiva que requiere de la puesta al día de varios aspectos, como la presentación de libro de cuentas y de libro de actas o a actualización de los estatutos podría suponer gastos más elevados que la creación de una empresa.


En este caso, puede que sea interesante, además de recomendable, proceder a la disolución de la antigua empresa y optar por la creación de un nuevo negocio.


Es más, antes de la disolución es conveniente ponerse al día en la presentación de las declaraciones anuales del Impuesto de Sociedades y de los Registros del Libro de Cuentas de la empresa inactiva.


Por un lado, se evitará seguir acumulando sanciones y por otro, se pondrá fin a las preocupaciones derivadas de tener una empresa en un estado de letargo permanente, así se podrán centrar todos los esfuerzos en conseguir que la nueva empresa sea un negocio rentable.


¿Crear o reactivar? Sí, pero mejor con un respaldo financiero


Para todas las empresas, nuevas o que se reactivan, tener la tranquilidad de poder contar con la liquidez necesaria para desarrollar su actividad y para crecer es fundamental, por ello Gedesco y Bravo Capital ofrecen productos y servicios financieros a medida de cada negocio.

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