La normativa pretende informar con exactitud sobre el contenido de los productos para que el consumidor pueda tomar decisiones de compra con pleno conocimiento. Una de las novedades más significativas es la obligatoriedad de avisar de la presencia de elementos causantes de alergias como la lactosa o el gluten, que deberán resaltar sobre el resto de ingredientes.

Asimismo se establece que la tipografía del etiquetado sea legible para lo que deberá tener un tamaño mínimo obligatorio.

Sin embargo, este reglamento no incluye medidas para personas invidentes que era una de las peticiones de la delegación española en el grupo de trabajo de la Comisión Europea que ha elaborado la normativa.

Otro de los puntos de la reglamentación es la prohibición de sugerir a través de imágenes la presencia de algún ingrediente que realmente no se encuentre o que haya sido sustituido por otro.

En lo que se refiere a la venta de productos a distancia éstos tendrán que estar etiquetados de la misma manera que lo estarían en la tienda, sin embargo, la reglamentación no específica la manera en que tiene que aparecer esta información, siendo los propios países quienes tendrán que establecer el formato en el que deben aparecer los datos.

Por otro lado, también se tendrá que incluir el valor nutricional, así como las grasas, hidratos de carbono, azúcares y sal. Además, las sales deberán aparecer indicadas bajo la palabra sal en lugar de lugar de cloruro de sodio.