Martes, 16 de Abril de 2024
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Eduardo Barreiros, la ambición española

Eduardo Barreiros, la ambición española

Es la historia de un hombre de empresa que empezó de la nada en un momento en el cual si algo escaseaba en España era la visión empresarial. Los españoles con talento no escaseaban, era el propio régimen que con sus rigideces dificultaba cualquier iniciativa.

El régimen franquista un obstáculo más que una ayuda

En el régimen franquista acostumbraba a decirse que se ayudaba a la empresa privada, pero en realidad ésta acababa envuelta en una amalgama de reglamentos y obstáculos administrativos que ahogaban a cualquier empresario. Eduardo Barreiros es un claro ejemplo de empresario de gran ambición al que su país se le quedó pequeño.

D. Eduardo Barreiros era un orensano que desde jovencito trabajó en la compañía de autobuses de su padre, donde ejerció de mecánico y revisor. Después de la Guerra Civil comenzó a reconstruir autobuses y a fabricar gasógenos. En 1945, fundó la empresa BECOSA en la que se dedicó a diseñar y fabricar máquinas especiales que facilitaban el trabajo.

Cuatro años más tarde abordó la transformación de dos motores Krupp de gasolina en gasóleo al estar cansado del elevado consumo de los camiones. Continuó con esa labor transformando motores, algo que comenzaron a solicitarle transportistas. Ese interés creciente le animó a registrar a mediados de los 50 a Barreiros Diesel S.A., donde desarrolla su primer motor EB-6. Este prototipo fue donde volcó sus conocimientos.


Villaverde, una factoría estrella.

Comienza entonces la construcción de un complejo en Villaverde, donde se producirían vehículos industriales, tractores, turismos, etc. Modelos como los grandes camiones de carretera Azor y Súper Azor inundaron las carreteras nacionales en los 60. En 1964 Barreiros cede el 40% de Barreiros Diesel a Chrysler Corporation, un gigante que sería un socio fuerte con el cual afrontar grandes inversiones.

Comenzaron a producirse los automóviles Dodge, Simca y los camiones Saeta. En 1966 los números eran espectaculares, vendían 10.951 vehículos industriales frente a 7288 de Pegaso. Llegó a presentar una oferta en firme de compra a ENASA que rechazó el INI (Instituto Nacional de Industria). A pesar de ello la confianza en los americanos no fue correspondida y no le dejaron vender sus camiones en Estados Unidos.

El desencanto y su exilio voluntario de la industria automovilística

En 1969 Eduardo Barreiros toma la decisión de vender el resto de su participación que era de un 23% y retirarse de su empresa. A pesar de estos cambios durante bastantes años mantuvo su nombre (hasta 1978) aunque la fábrica de Villaverde pasó a llamarse Chrysler España, S.A. Aquella inmensa planta en 1981 se repartió entre Peugeot para automóviles y Renault para su división de vehículos industriales.

En 1982 D. Eduardo Barreiros ganó un concurso de vehículos diésel en Cuba, como buena muestra de que el pasar de los años no había frenado su inventiva, falleció en 1992 en La Habana (Cuba). En Valdemorillo (Madrid), hay un museo que rinde homenaje a uno de los empresarios más talentosos de nuestra historia.

Sirva desde aquí como homenaje a Barreiros, que empezando desde abajo llegó a tener una fábrica que ocupaba medio millón de kilómetros cuadrados y después de RENFE era el segundo generador de empleo de Madrid. Todo ello siendo más generosos sus sueldos que lo que obligaba la ley, con asistencia social, vivienda y escuelas para sus niños.

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