Cómo disolver una empresa inactiva

Cómo disolver una empresa inactiva

Después de varios años, el resultado son sociedades que dan más preocupaciones que tranquilidad, y el motivo no es otro que el hecho de que mantener una empresa inactiva conlleva una serie de obligaciones, entre la que se incluyen la presentación anual del balance de cuentas, la declaración del IVA y el pago del impuesto de sociedades.

En el mejor de los casos, la única preocupación será la presentación de los trámites fiscales y administrativos en los plazos correspondientes, así como el pago de las obligaciones. En el peor, que las deudas de la sociedad aumentarán a medida que se dejen de presentar los ejercicios anuales, añadiendo las posibles sanciones por parte de la Administración Pública.

Pasos para disolver una empresa

Declarar una empresa inactiva es un proceso muy sencillo, excepto en casos especiales, pero la disolución y cancelación de la sociedad tampoco es un proceso muy complicado y, a medio y largo plazo es una solución con la que se evitan los problemas que acarrean las empresas inactivas. Si es tu caso, debes seguir estos pasos:

Convocar a los socios

El primer paso es convocar a los socios de la empresa para poner fin a la sociedad presentado los motivos por los que se cancela la actividad y por los que se dará paso a la disolución y liquidación definitiva de la empresa.

Cuando la empresa tiene un administrador único, algo bastante frecuente en una empresa inactiva, no es necesario realizar la convocatoria.

Una vez que los socios o el administrador único hayan llegado a un acuerdo, se redacta el acta de disolución, liquidación y cancelación de la empresa. Los administradores son cesados de su cargo y se nombra a los liquidadores.Realizar un balance de cuentas.

En una empresa inactiva, es obligatorio presentar un estado de cuentas anual en el Registro Mercantil. Por ello, para las empresas inactivas que cumplen con sus obligaciones este es un paso muy sencillo, pues simplemente basta con tener el balance de cuentas del último año.

En caso contrario, sería necesario realizar un balance de cuentas, teniendo presente que en este el resultado final debe ser el positivo, aunque sea 0,01€.

En caso de que el balance resultara negativo sería imposible disolver, liquidar y cancelar la empresa.

Realizar la escritura para la disolución

Completados estos pasos, hay que realizar la escritura de disolución, un trámite para el que hay que contar con un notario que será el que redacte la Escritura para la disolución y liquidación.

Liquidación de cuentas

En el caso de que hubiera cuentas a liquidar, algo que no es habitual en las empresas inactivas, se procede a la repartición de la parte proporcional correspondiente para cada uno de los socios.

Si es el caso, habría que pagar a la Agencia Tributaria el 1% del total liquidado, además del 1% del capital social.

Informar en el Registro Mercantil

Con la escritura de disolución y liquidación, el siguiente paso es inscribir la baja en el Registro Mercantil correspondiente, una vez que aparezca registrada en el Boletín Oficial del Registro Mercantil, la empresa perderá su personalidad jurídica.

Darse de baja en la Agencia Tributaria

El último paso para la extinción de la sociedad es la actualización censal de la misma en Hacienda, para lo que habría que presentarse en la Oficina de la Agencia Tributaria con la Escritura de disolución y liquidación para actualizar los datos y dar la baja definitiva de la empresa mediante el modelo 036 o 037.

¿Cómo disolver una empresa si tiene deudas?

En el caso de que la sociedad inactiva tenga deudas, ya sea porque existían antes de la disolución o como consecuencia de sanciones por no presentar los ejercicios correspondientes, el primer paso para la extinción será el pago de las deudas correspondientes.

Es posible abrir la fase de liquidación mediante un concurso de acreedores declarando después la empresa en quiebra.

Obligaciones fiscales y administrativas

Una empresa inactiva tiene que presentar de forma obligatoria un balance de cuentas anual y realizar el “pago” correspondiente del impuesto de sociedades, cuyo valor es igual a cero. Las sociedades inactivas, además, deben presentar las declaraciones trimestrales por el IVA que, al ser una empresa que no produce nada y que no tiene actividad, son iguales a cero.

La falta de realización de estas actividades, incluso por desconocimiento de su obligatoriedad, puede acarrear problemas y sanciones para la empresa inactiva que hacen que la disolución, liquidación y extinción del negocio llegue muy difícil de realizar. Por ello, es recomendable valorar la opción de disolver, liquidar y extinguir la empresa tan pronto como sea posible. De hecho, trascurrido un año desde el cese de la actividad, existen causas legales que obligan a la disolución por derecho de la empresa.

Una vez que la sociedad está disuelta y liquidada habrá que presentar el balance de cuentas y la declaración de impuestos correspondientes al año fiscal de la extinción, desde el uno de enero y hasta la fecha en la que la empresa deja de existir.

Una empresa inactiva no produce beneficios, sin embargo, conlleva el cumplimiento de varios requisitos, por ello, para evitar el aumento de los pagos, de las correspondientes sanciones, y otros problemas derivados del incumplimiento de las obligaciones legales y administrativas, la solución más práctica es proceder a la extinción de la empresa cuanto antes.

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