Lo habitual es que pasemos la mayor parte del día en el trabajo, por lo que será allí donde nos relacionaremos con más personas, clientes, compañeros, jefes proveedores y a veces la relación será en circunstancias complicadas o de conflicto que pondrán nuestras emociones a prueba.
Entre las emociones más habituales en el trabajo, podemos encontrar: el entusiasmo, la confianza, la alegría, el pesimismo, el enfado, la desesperación, el orgullo, el miedo, la decepción, la frustración, la culpa y muchas otras.
Hay compañeros de trabajo que nunca dicen nada positivo, ni en las reuniones ni a la hora de la comida en la cafetería, transmiten mal humor a los demás y su negatividad nos contamina a nosotros y al resto de compañeros. Se produce lo que se llama un “contagio emocional”.
Las nuevas tecnologías no están ayudando a manejar las emociones ya que cada vez está más extendido el uso del correo electrónico y la mensajería instantánea, que no permiten conocer el tono con el que se dicen las cosas y dan lugar a multitud de malas interpretaciones al no poder ver la cara de nuestro interlocutor. Muchas personas se esfuerzan en hacer correos tan neutrales que resultan secos y distantes. Por ese motivo, hay que ser muy cuidadoso con estos mensajes para que se entiendan bien y no den lugar a confusiones.
En los últimos años se ha dado cada vez más valor a las emociones de los empleados como una parte importante de las empresas. Los resultados que obtienen las empresas van a depender de una forma muy significativa de los sentimientos y emociones de los empleados, por ese motivo es tan importante la inteligencia emocional en la empresa.
Para gestionar tus emociones en el trabajo, que es algo esencial para tu salud, te proponemos los siguientes trucos:
Por lo tanto, se trata de gestionar emociones, pero también de hacer que nuestro trabajo sea más sencillo y la relaciones con los compañeros y jefes más agradables.