¿Qué cuesta ser autónomo?

¿Qué cuesta ser autónomo?

Durante los últimos años, como consecuencia de la dificultad de encontrar trabajo o que éste no satisface las expectativas de muchos, hay quien ha optado por el autoempleo. Ahora bien, más allá de la complejidad de empezar una nueva aventura empresarial desde cero y darse a conocer entre el público objetivo, existen otros puntos a considerar. Entre ellos, todos aquéllos relacionados con los trámites e impuestos a hacer frente. Si lo comparamos con países del entorno más próximo, ser autónomo aquí supone afrontar una serie de costes muy superiores a otros lugares. Este punto provoca, evidentemente, que emprender sea más complicado. A continuación, mostraremos qué cuesta ser autónomo en distintos países de Europa y cómo afecta este hecho al número de altas y a la posibilidad de tirar adelante la idea que se ha planteado.

El coste de ser autónomo en España

Trabajar como autónomo en España es muy costoso, especialmente si se compara con otros países del entorno. Forbes publicó un estudio realizado a 189 países en el cual se valoraba la facilidad o complejidad de emprender y abrir un nuevo negocio en los lugares estudiados. Pues bien, el estado español queda relegado a la posición 142, por detrás de economías en vías de desarrollo o subdesarrolladas, como por ejemplo Zambia. Este hecho demuestra hasta qué punto los autónomos carecen de protección y facilidades para poder tirar adelante su idea de negocio. Éstos son los puntos más destacados:

  • Base de cotización: el autónomo puede elegir por qué base quiere cotizar. Evidentemente, cuanto menor sea, menos percibirá una vez jubilado en forma de prestación. Actualmente, la base mínima de cotización es de 884,40€ al mes, que corresponde a un pago de 264€ mensuales de cuota. Se trata de una cifra importante. Para intentar paliar esta situación y facilitar la apertura de nuevos negocios, se aprobaron una serie de rebajas. Se aprobó una tarifa plana de 50 euros para todos aquellos autónomos que empiecen durante los primeros seis meses. En caso de ser menor de 30 años, existen rebajas en el importe a afrontar durante 30 meses. Si se es mayor de esta edad, el periodo se limita a 18 meses. En estos casos, se practica una bonificación del 50% de la cuota durante el segundo semestre y del 30% en el tercero. La base máxima de cotización es de 3.606 euros al mes, que corresponde a un pago mensual de 1.075 euros. Se recomienda tener una base de cotización baja cuando se es joven e irla incrementando a medida que la persona se aproxima a la edad de jubilación, ya que se cuentan las cotizaciones de los últimos años para calcular la futura prestación.

  • Pago de impuestos: todo autónomo debe afrontar, como mínimo, el pago del correspondiente IRPF e IVA (menos en el caso que trabaje en alguna actividad que tenga exención de este impuesto, como por ejemplo la educación). Las últimas subidas del tipo del IVA han sido una barrera más que los autónomos han debido de soportar para poder mantenerse a flote. En un contexto de crisis, para no perder el cliente, hay quien ha preferido cargar con el aumento del impuesto y no repercutirlo en el cliente.

  • Costes y plazos necesarios para darse de alta: el mismo informe explica que se precisan hasta diez tipos de trámites distintos para poderse dar de alta definitivamente, lo que supone una media de 23 días hasta que se completa la inscripción definitivamente. Además, estos trámites suponen cerca del cinco por ciento de la renta personal, un importe muy alto y más al principio, cuando hay que hacer frente a todo tipo de costes e inversiones para empezar la actividad.

  • Se cotiza desde el primer día que se empieza la actividad: el autónomo deberá afrontar los pagos de los distintos impuestos desde el primer céntimo que ingrese, no hay un importe mínimo de inicio.

  • Baja cobertura ante distintos riesgos: el pago de las cuotas resultantes de la base de cotización solamente cubren la incapacidad temporal por alguna enfermedad común a partir del cuarto día, no frente a accidentes laborales o parecidos. En caso que se quiera, entonces habrá que afrontar un pago mayor. Igualmente, en este último caso, el derecho a prestación se limita a dos meses solamente en el caso que se lleve como mínimo un año cotizando. Por ese motivo, muy pocos autónomos deciden afrontar el coste adicional, porque la prestación en caso de problema es ridícula. La alternativa pasa por contratar un seguro privado que cubra estas contingencias, pero por el hecho de ser autónomo normalmente los importes mensuales a afrontar son muy altos.

¿Qué se hace en otros países?

La situación es muy distinta en otros países europeos, donde el autónomo goza de más facilidades para emprender la actividad y, a la vez, está más protegido.

  • Francia: los autónomos no deben afrontar ningún tipo de cuota durante el primer año de actividad. Una vez pasado este periodo, las cuotas a afrontar dependen de la profesión que se desarrolle y de los beneficios de la actividad, no se trata de un porcentaje fijo e igual para todo el mundo como aquí. Además, por el hecho de darse de alta, la persona tiene derecho a asistencia sanitaria, incapacidad temporal y pensiones de invalidez y viudedad. Según el estudio, es el país europeo que más facilidades propone a los autónomos.

  • Reino Unido: la cuota que debe pagar el autónomo es fija y se limita a un importe que oscila entre los 13 y los 58 euros, muy por debajo de los más de 200 de aquí. Además, el importe en materia impositiva a afrontar no es fijo, sino que depende de los beneficios obtenidos, con un máximo del 20%. Desde un punto administrativo, no se realizan declaraciones trimestrales, sino un solo pago al año.

  • Portugal: los autónomos portugueses no pagan cuota ni IVA. Para compensarlo, eso sí, deben hacer frente a un pago del 24,5% de los ingresos anuales. Se trata de un porcentaje muy alto, pero en cambio facilita y disminuye de forma importante los trámites a realizar.

  • Holanda: la cuota es de solo 50 euros al mes, pero en cambio el autónomo debe pagarse el seguro médico, que tiene un coste de unos 100 euros mensuales. Igualmente, sumando las dos cantidades, continúa siendo inferior al caso español.

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