Hay que tener en cuenta que las personas pasamos muchas horas en nuestro lugar de trabajo. Vemos más durante los días laborables a nuestros compañeros que a las personas de nuestro entorno más próximo. Por lo tanto, es importante sentirse a gusto en este lugar que ocupa tantas horas de nuestras vidas. Una persona que está motivada irá al trabajo con más ganas y estará dispuesta a esforzarse y a cumplir con excelencia su desempeño porque entiende que, si trabaja bien, la empresa continuará funcionando y él podrá continuar en el lugar de trabajo. Por lo tanto, uno de los principales retos de la dirección hoy en día es conseguir que su personal esté motivado.

¿Cómo motivar el personal?

Las claves para mantener un personal motivado durante el tiempo son las siguientes:

• Resolver enseguida cualquier conato de conflicto que suceda en el equipo: no solucionar un problema que suceda en la organización significa que éste se enquistará e irá incrementando en intensidad. En un primer momento, puede que solamente afecte a dos personas, pero si no se soluciona enseguida puede llegar a afectar a todos los miembros de la organización y provocar discusiones y fracturas en el grupo.
• Hacer a los empleados partícipes de las decisiones que tome la organización: cada vez que haya algún tipo de proceso, idea, noticia o logro destacable, darlo a conocer a todos los miembros de la organización. De esta forma, sentirán que se les está teniendo en cuenta y que hay una voluntad real de vincularlos con la empresa. De paso, puede ser una forma de transmitirles los objetivos, valores y misión de la compañía, de forma que hagan suyos como propios todos estos aspectos.
• Desarrollar un plan de carrera: la mayoría de personas quieren desarrollarse y conseguir un mejor posicionamiento profesional con el tiempo. Es decir, el trabajador quiere mejorar con el paso del tiempo y asumir nuevas responsabilidades. Para ello, en la organización debe quedar claro que hay un plan conforme el personal puede desarrollar una carrera con el tiempo.
• Fomentar la promoción interna: cada vez que haya una baja o se necesite cubrir una determinada vacante, intentar cubrirla con alguna persona que ya forme parte de la empresa. De esta forma, los otros trabajadores entenderán que se confía en ellos y que hay una real oportunidad de progresar.
• Informar de todos los cambios que se produzcan en la organización: cada vez que haya algún cambio, ya sea a nivel de procesos o de personal, informar a todas las personas. Así, se implica en los cambios a todo el mundo y nadie queda excluido de ellos.
• Detallar la importancia de su parcela de trabajo en el resultado final: las personas realizamos una determinada tarea con la voluntad que nuestro trabajo dé como resultado algún tipo de beneficio. Si una persona cree que su tarea no es importante o tiene un impacto muy menor respecto el conjunto, perderá la motivación y no la realizará con la misma ilusión ni ganas si se le hace entender de su importancia. Hay que remarcar que la organización es un grupo y que, por lo tanto, todas las tareas son imprescindibles para poder cumplir los objetivos fijados a nivel global.
• Mantener un lugar de trabajo en condiciones saludables: la persona debe disponer de todas aquellas herramientas para poder desarrollar de forma correcta y sin peligro su trabajo. Además, el lugar debe estar limpio y ordenado. En caso contrario, habrá cierta incomodidad o habrá que perder tiempo ordenando o limpiando su espacio. Al tratarse de unas tareas que no tiene una rentabilidad directa en el desempeño, puede frustrarse o después intentar acabar lo estipulado de forma precipitada.
• Felicitar los desempeños que se han realizado con éxito: aquellas acciones que se realizaron de forma especialmente correcta y que han dado unos especiales beneficios a la compañía, destacarlos y nombrarlos de forma que los autores del trabajo vean reconocido su esfuerzo.
• Incorporar ideas de los trabajadores en los proyectos: cuando se presenta un proyecto, hay que dar la oportunidad a los trabajadores, que son quienes ejecutarán el plan, a dar ideas y aportaciones que puedan mejorar lo estipulado. En la medida de lo posible incorporar alguna aportación.
• Acordarse de días señalados: determinadas fechas que son importantes, tanto a nivel de la empresa como personal de los empleados, pueden ser recordadas para fomentar un espíritu de grupo y de trabajo. Por ejemplo, se puede celebrar el día en que se abrió la empresa o los cumpleaños de los empleados de una forma especial. Son pequeños parones que en cierto modo pueden ir bien para desconectar y retomar después el trabajo con más ganas y motivación.
• Dar la oportunidad a los trabajadores de acceder a formación: dentro del punto de poder desarrollar una carrera profesional, una forma explícita de demostrar este compromiso por parte de la plantilla es facilitar formación al empleado. Actualmente, además, la empresa puede acceder a formación gratuita a partir de los créditos que dispone de la Fundación Tripartita. Cada compañía, en función del número de empleados, dispone de una serie de créditos que pueden cambiar por cursos (que, según su tipología, equivalen a más o menos créditos). Se trata de una formación que se paga con fondos europeos y que no supone ningún gasto para la compañía.
• Permitir cierta flexibilidad para compaginar vida laboral y familiar: en casos en que haya necesidades familiares, ser sensible con los aspectos que puedan afectar a la persona y permitirle poder asistir a determinados lugares. Si se le obliga a quedarse, generará aversión hacia la compañía y, además, tampoco realizará su trabajo de la misma forma que si estuviera en un contexto sin problemáticas.

Marcar objetivos reales y posibles: los empleados deben ver como posibles los objetivos que se les marcan. En caso de considerarlos exagerados, se genera desánimo y frustración, porque se siente que se les está tomando el pelo o que no se les tiene en consideración ni valora lo suficiente.