Isidro Fainé, presidente de Caixabank, y el consejero delegado, Gonzalo Cortázar, han presentado los planes de la entidad bancaria a analistas e inversores en Londres, donde han desgranado los objetivos para el banco: alcanzar una cuota que supone una quinta parte del mercado en España.

Este aumento de peso dentro del mercado bancario llevará aparejado un incremento de la rentabilidad, tanto de los recursos como para los accionistas. Así, la entidad pretende llega a una rentabilidad sobre los fondos propios (ROE) del 10 al 12%.

Asimismo, espera aumentar los ingresos en una tasa anual del 5,7% anual, congelar los costes y reducir las provisiones, en un entorno de aumento del consumo y la inversión en España tras años lastrados por la crisis económica.

En este contexto, la entidad bancaria catalana prevé mejorar el ratio de eficiencia para pasar del 56,8 al 45%. Todo ello manteniendo la red de sucursales actuales y sin destruir empleo en el grupo bancario.

Precisamente la dirección de Caixabank considera que gran parte de la fortaleza del banco estén el “capilaridad” de la red de oficinas en todo el territorio español, ya que está presente en todos los municipios de más de 100.000 habitantes del país.

Caixabank espera reducir la morosidad en un 60% hasta 2018, además de reducir en un 60% su exposición a créditos problemáticos al sector inmobiliario, con lo que quedaría por debajo de los 5.000 millones de euros.

Con todo ello, el banco catalán prevé pagar un 50% de sus beneficios en dividendos y desembolsar dividendos extraordinarios siempre que el ratio de capital de Caixabank supere el 12%.